Estamos a un paso de convertirnos en el mayor exportador de salmones del planeta. Pero esta producción de país desarrollado se logra con condiciones laborales que escandalizan en el primer mundo. Un ejemplo: en el último año y medio han muerto 18 trabajadores de empresas ubicadas en las regiones X y XI. Los salmones de criadero son voraces, dicen los ecologistas. Ni se imagina cómo son sus productores.
Quienes han estudiado a los salmones dicen que en cautiverio se transforman: se vuelven voraces. A uno que se escapó de una de las cientos de balsas-jaulas donde los someten a engorda antes de exportarlos, un pescador le abrió la guata y le encontró un róbalo. ¿Y qué? Bueno, que el róbalo es un pez que mide casi lo mismo que el salmón promedio, alrededor de 50 cm. Los salmones salen tan muertos de hambre de esas jaulas “que se comen todo lo que hay en la orilla” denuncian los pescadores artesanales de la X Región, que pierden anualmente cientos de millones de pesos por culpa de los salmones escapados.Y eso ocurre a diario.Remigio Gutiérrez, presidente del sindicato de pescadores artesanales de Cochamó, recuerda que en una oportunidad se arrancaron 130 mil de una planta de la zona. Pero la ley les impide a los pescadores atraparlos. Son propiedad de las empresas salmoneras “para siempre”, aunque estén prófugos. El hambre de los salmones ha hecho desaparecer especies completas (como la angula) y amenaza los bancos naturales de almejas de la región.Pero el apetito de los salmones apenas se compara con el hambre de los industriales del sector, que quieren duplicar su producción de aquí a cuatro años y transformar a Chile (y ya están cerca) en el primer productor de salmón del mundo. La meta para el 2010 es exportar dos mil millones de dólares y convertirse en “el otro sueldo” de los chilenos, después del cobre.Para una región pobre como la X, la pujanza empresarial debiera ser una gran noticia. Porque el crecimiento genera empleo y si hay empleo, hay consumo y las ciudades crecen y las sociedades se desarrollan. Eso ha ocurrido en Puerto Montt. En los últimos 20 años, pasó de 70 mil a 175 mil habitantes y la actividad salmonera cambió el perfil productivo de la región, generando más de 20 mil empleos directos y otros 12 mil adicionales. Los estudios señalan, además, que en Puerto Montt hay autopista, aeropuerto, dos mall y grandes supermercados como Líder, todo gracias al salmón.Sin embargo, la pujante industria ha dejado una estela negra en materia laboral. Lo más grave: en el último año y medio, han muerto 18 trabajadores de empresas ubicadas en las regiones X y XI. En la mayoría de los casos, se trata de operarios que no contaban con las medidas de seguridad necesarias para laborar en una industria de altas exigencias físicas.“Estas muertes se deben a las escasas medidas de higiene y seguridad que mantiene la industria salmonera tanto en sus centros de cultivo como en sus plantas procesadoras (...) En 2004, la Dirección del Trabajo aseguró que la industria del salmón es la que mantiene los más altos índices de accidentabilidad laboral en la X Región”, señala un informe (“Radiografía Estatal de la Industria Salmonera”) publicado por el centro Ecoceanos a comienzos de este mes, a base de datos obtenidos de reparticiones públicas.También hace algunas semanas, la Cámara de Diputados trató el tema salmonero y aprobó un “Proyecto de Acuerdo” para iniciar una investigación de la industria en materias laborales, ambientales y sanitarias. El día que esto se discutió en la Cámara, el ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, dio a conocer cifras aún más preocupantes. Por ejemplo: que en los últimos tres años, la Dirección del Trabajo efectuó un total de 572 fiscalizaciones programadas, “de las cuales el 70% terminó con aplicación de una multa”. ¿Las más recurrentes? Nuevamente, problemas de higiene y seguridad laboral.Según Fidel Espinoza, diputado PS de la zona, el día que se discutió la idea de investigar a esta industria ocurrió “un hecho inédito” en el Congreso: “mandaron a los funcionarios de las salmoneras a visitar a los parlamentarios, oficina por oficina”, recuerda.Luego vino la respuesta del sector en boca de Carlos Vial, presidente de Salmón chile, la asociación que agrupa a los productores: “¡Con qué facilidad se habla y se denosta a gente seria, empresarios que han demostrado su compromiso, que dan empleo a 50 mil personas!”, dijo Vial en una entrevista al Diario Financiero. Luego adelantó algunas consecuencias negras, como que el crecimiento del sector se va a detener; o que se van a reemplazar trabajadores por máquinas. Pero lo más complicado, según Vial, podría ser que los conflictos se transformen en titulares, y que éstos den la vuelta al mundo.Le pesadilla a la que le teme Vial son las ONG europeas preocupadas del respeto a los derechos laborales. Hace dos años, la empresa salmonera Marine Harvest (instalada en el sur de Chile con capitales holandeses) enfrentó una dura investigación por parte de la OCDE (organización de países industrializados) tras una denuncia de una ONG holandesa. La sanción entonces fue verbal. Pero el sector quedó en la mira de las productoras de salmón del mundo, para las cuales abaratar costos a costa de los trabajadores significa “dumping laboral”.Algo de esa pesadilla está pasando ya. Esta semana, una serie de organizaciones van a inaugurar un observatorio laboral y medio ambiental que se dedicará a seguir la marcha de la industria del salmón desde Ancud. Para el 4 de agosto, en tanto, los pescadores artesanales y salmoneros han anunciado una movilización cuyo objetivo es “parar” la región. ¿Qué quieren ellos? Que Bachelet cumpla con una promesa de campaña: reestudiar el funcionamiento de la industria salmonera.
LA VUELTA AL MUNDO
En mayo pasado, la revista Noruega MEMO publicó en portada un reportaje a la citada Marine Harvest (la que más produce en la región), pues acababa de ser adquirida por John Fredriksen, conocido como “el señor del salmón” en ese país. Las primeras líneas del reportaje realizado por un periodista que viajó especialmente a Puerto Montt, son un disparo: “cuando John Fredriksen se haga cargo de Marine Harvest, recibirá como bonos demandas por fallecimientos y prácticas antisindicales en Chile”.El periodista se refiere a uno de los casos que más impacto ha tenido en la región: la muerte de Javier Velásquez, un trabajador de planta (es decir, que en teoría no debía correr riesgos vitales, como un buzo por ejemplo) que falleció el 14 de diciembre del año pasado, luego de que le cayera encima una suerte de “container” con varios kilos de salmón congelado. El periodista habló con la viuda de Velásquez, una mujer de 22 años que tuvo a su segunda hija días después de muerto su marido y que denunció que éste carecía de la indumentaria necesaria para realizar el trabajo encargado. El reportero visitó “su pequeña casa de madera algo desvencijada” e informó que Jovita del Carmen Álvarez, la viuda, demandó a Marine Harvest por la muerte de Velásquez. Según MEMO, la mujer estaría pidiendo una indemnización de un millón de dólares a la empresa, en un juicio que comenzó en junio pasado.MEMO también da cuenta de otra muerte impactante: la del buzo Juan Miranda, subcontratado por Marine Harvest quien falleció tras descender a una profundidad mucho mayor de la recomendada y carecer de la atención médica necesaria.“¿Qué van a hacer cuando Marine Harvest, quizás la semana que viene, tenga que presentarse ante los tribunales, demandada por las autoridades chilenas por prácticas antisindicales, una infracción de los derechos humanos fundamentales? ¿Se preguntarán por qué tres empleados de Marine Harvest han fallecido sólo desde agosto del año pasado?”, inquiere el periodista en el reportaje. El interés del noruego en las muertes es comprensible. En su país solo dos personas han fallecido desde 2000 en la industria de la acuicultura.
CERCA Y LEJOS DE NORUEGA
Pese a que en producción se pisan los talones, hay muchas diferencias entre la industria chilena y la noruega.En ese país, el 60% de los trabajadores están sindicalizados (en Chile, las estadísticas de la industria del salmón bordean el 20%) y el nivel de los sueldos de los trabajadores de las plantas, según un estudio de la Fundación Terram, es cuatro veces mayor que el de los operarios chilenos. Allá tampoco se producen las abismantes diferencias salariales entre trabajadores calificados y no calificados que existen en Chile (“quienes registran escolaridad primaria o secundaria incompleta sólo reciben salarios 25% más bajos que quienes tienen estudios superiores”, informa Terram sobre la base de estadísticas noruegas).En diciembre de 2004, la socióloga Estrella Díaz, investigadora de la Dirección del Trabajo, publicó el único estudio que existe en Chile sobre “Remuneraciones en Plantas Salmoneras de la X Región”. Díaz pidió información a las empresas líderes del sector (“las que más producen, más exportan y tienen tasas elevadas de rentabilidad” explica en su informe), y obtuvo los siguientes resultados: que las remuneraciones líquidas en las plantas de procesamiento de salmón varían entre los 140 mil y los 216 mil pesos a nivel de operarios; que la remuneración tiene un componente variable importante (que depende de la velocidad y la cantidad que los trabajadores produzcan); y que el ausentismo laboral es elevado y castigado (en algunas empresas, por ejemplo, no se paga el bono de producción si el trabajador se ausenta por dos días o más).Las principales denuncias de los trabajadores de la zona tienen que ver justamente con bajos sueldos en una industria que, se calcula, ha crecido un 540% entre 1994 y 2004. A comienzos de esta semana, por ejemplo, dos sindicatos de la salmonera Aquachile (la principal productora nacional, propiedad de las familias Puchi y Fisher) finalizaron un duro proceso de negociación colectiva que incluyó una huelga de hambre de los dirigentes, tomas e intervención de Carabineros. Tras dos semanas de paralización los sindicatos tuvieron que aceptar la última oferta de la empresa: 12 mil pesos de aumento de sueldo repartidos en 3 años (4000 pesos por año) y bono de término de conflicto. Según los trabajadores, lo único “bueno” que obtuvieron fue una suerte de “bono” para quienes sean despedidos este año y el que viene (150 mil y 75 mil pesos respectivamente). Aquachile es digno de mención cuando se habla de la voracidad del sector: hace un tiempo fue condenada por la Corte Suprema, tras comprobarse que había mandado a grabar a algunos de sus dirigentes sindicales para usar esas imágenes en su contra.